Con la llegada del invierno, muchos de nosotros descuidamos los pies. El uso de calzado cerrado y prendas de vestir, así como la falta de tiempo nos conduce en más de una ocasión a creer que no debemos proteger nuestros pies en invierno, algo que no es cierto.
Un cuidado constante de los pies diario conseguirá que cuando llegue el verano podamos lucirlos sin ningún tipo de dureza o afecciones en nuestros pies. Presentando una piel suave y cuidada.
Los pies sufren en invierno más que nunca el roce del calzado, debido a que estos no están diseñados ergonómicamente para un uso prolongado. Lo que supone la aparición de callos o durezas en los talones. Estas anomalías provocarán inflamaciones y problemas de hongos si no se mantiene el cuidado de los pies durante todo el año.
Si careces de tiempo para poder cuidar tus pies todos los días, lleva a cabo pequeños tratamientos semanales en los que puedas cuidar tus pies. Os aconsejamos que este tratamiento se lleve a cabo en tres fases:
En un pequeño recipiente introduce tus pies unos 10 minutos en agua tibia, con este proceso ablandaremos la piel reseca y podremos eliminarla de la manera más fácil. También conseguirás relajar los pies después de toda la semana trabajando.
Con los pies bien secos, comienza a eliminar las durezas y pieles muertas de tus pies. El proceso anterior producirá que los pies estén menos irritados cuando acabes. Recuerda eliminar todas las pieles de los pies, no solo te centres en el talón o el antepié.
Por último, hidrátalos, utiliza cremas hidratantes para nutrir y protegerlos de los agentes adversos. La piel es ahora más receptiva y por eso, la hidratación será más eficaz. Os aconsejamos a apliquéis estas cremas poco a poco y realizando un masaje en los pies consiguiendo así una mejor absorción y unos pies bien cuidados.