En los últimos años ha crecido el número de personas y deportistas que se han apuntado a participar desde carreras populares o maratones hasta practicar running independientemente.
Los pies son una parte fundamental para cualquier deportista, pero más aún si cabe para los corredores. Con una serie de cuidados podemos preservalos de los principales problemas que pueden padecer.
La importancia del cuidado de los pies debe ser tomada muy en cuenta para que no se conviertan en un foco de problemas, ya que son una de las zonas más expuestas a lesiones que muchas veces pasan completamente desapercibidas y, que con el tiempo, causan problemas y dolores agudos.
Las heridas o las rozaduras suelen ser los síntomas predominantes en cualquier actividad deportiva, además, también se puede producir una serie de lesiones de la extremidad inferior y de la parte baja de la espalda, como consecuencia del pie y de la forma de apoyar. Para evitarlo, debemos recordar que nunca se deben estrenar zapatillas y que el calzado vaya bien sujeto.
Existen también la aparición de fracturas por estrés en los corredores, es decir lesiones producidas por el microtrauma repetitivo y frecuentemente ubicado en tibia y metatarsos. Esto se produce dado el incremento de actividad física.
Uno de los problemas más comunes son las ampollas que se desarrollan debido a una fricción en la piel, por una mala sujeción de la zapatilla o por el frotamiento de la ropa deportiva entre otros. ¿Qué hacemos? Parece una controversia, pero si la ampolla es demasiado grande, se recomienda pincharlas para drenar todo el líquido, pero nunca quitar la piel, ya que esta actúa como protección. Después pondremos un antiséptico.
Uñas negras, otro de los problemas más comunes, que aparecen de este color oscuro cuando los dedos se rozan de forma continua contra la parte delantera de la zapatilla. Cuando esta presión se alarga en el tiempo, se produce el típico hematoma, al igual que cuando nos damos algún golpe o se rompe la uña. La clave para no perder la uña es acudir al podólogo que estudiará el problema en cada caso.
Los callos suelen salir por tres razones, ya se por roce, presión o sobrecarga en la pisada. Esto se debe a no elegir bien la talla de la zapatilla, que no esté bien ajustado o que no sea de calidad para acometer una actividad deportiva. Debemos estar atentos a la primera fase de aparición de los callos e identificar la fuente del problema con la ayuda del podólogo.
Debemos recordar que una buena higiene y limpieza en los pies es un concepto básico, como también el uso de calcetines específicos para tal actividad o una hidratación adecuada, ya que sometemos a nuestros pies a un sobreesfuerzo.
“Acudir al podólogo es una gran apuesta para poner a punto tus pies antes de correr”.