Existen muchos tipos de fobias, las más conocidas son el miedo a los espacios cerrados, alturas o arañas, y luego están otras que no sabemos ni que existen pero que también son frecuentes, como la podofobia.

Podofobia. Miedo y rechazo a los pies

La podofobia es el miedo o antipatía que se siente hacia una parte concreta del cuerpo: los pies. Este sentimiento genera sensaciones como el asco o repulsión hacia ellos. Esta fobia no solo se produce por ver o tocar los pies menos bonitos en cuanto a estética o descuidados, si no que se mantiene hacia los propios pies o incluso a unos sanos y bien cuidados.

No hay una sola causa que justifique esta fobia. Pueden ser muchas las causas psicológicas, genéticas, traumáticas o incluso tener algún complejo con esta parte del cuerpo.

Aunque sabemos que los pies no son dañinos o peligrosos (si lo comparamos con una persona que tiene pánico a las arañas o serpientes), un paciente con podofobia puede llegar a desarrollar síntomas como ansiedad, náuseas, sudoración, temblores, etc.

Los síntomas más frecuentes con la podofobia son el rechazo a tocar, ver o imaginar esta parte del cuerpo, ya sean pies ajenos o propios. Es una fobia difícil de llevar ya que los pies son un elemento que forman parte del cuerpo humano, y por desgracia no nos podemos deshacer de ellos, del mismo modo que no podemos evitar verlos en lugares públicos donde hay personas descalzas como en piscinas, playas, duchas de los gimnasios, etc.

¿Se puede tratar?

A nivel podológico es difícil que un paciente podofóbico acuda a consulta, además por las causas que hemos expresado anteriormente por que un podólogo va a examinar sus pies minuciosamente, pero además el contacto del profesional con sus pies lo más probable es que le genere una repulsión absoluta.

Para poder tratar este problema es muy importante buscar ayuda médica para solucionarlo y superarlo lo antes posible.