Uno de los problemas a los que se enfrentan los podólogos es que la población sea consciente de que las plantillas u ortesis plantares son un producto sanitario cuyo estudio previo debe estar realizado por un profesional sanitario, cuya figura seria un podólogo o traumatólogo.
Aún hay muchas personas que se realizan estudios biomecánicos en centros deportivos, tiendas, zapaterías y demás centros con personal no cualificado para ello, que llegan incluso no solo a diagnosticar patologías o recomendar tratamientos, sino también a realizar plantillas. Estas plantillas no solo no generará ningún tipo de beneficio, sino que pueden ocasionar patologías en la persona que las use.
Tenemos que concienciar al publico que las plantillas, como tratamiento sanitario, deben estar bajo control medico especializado.
El podólogo es el especialista medico capacitado no sólo legalmente, sino también con los conocimientos necesarios para realizar los estudios biomecánicos del pie y su confección posterior en el caso de que fuese necesario.
Las ortesis plantares o plantillas como producto sanitario deben ser confeccionadas a medida de cada paciente. Debemos sospechar de aquellas plantillas que se venden sin ningún control y ninguna adaptación personalizada a cada persona.
¿Eres supinador o pronador?
Elegir las zapatillas con las que vas a correr los próximos centenares de kilómetros no es una cosa banal.
En la carrera a pie hay tres fases, primero una de impacto en la que el talón choca con el suelo, una segunda de apoyo, donde la planta del pie está en contacto con el suelo y la tercera fase que es la impulsión, que es cuando los dedos provocan el desplazamiento.
- La pronación se produce cuando en la segunda fase: el pie se ‘hunde’ hacia dentro.
- La supinación es la reacción contraria, ‘hundimiento’ hacia el exterior.
- La pisada neutra es en la que no se produce ningún hundimiento del pie, siendo el eje del desplazamiento lineal.
Las zapatillas no deben quedar ni muy justas ni demasiado holgadas, aproximadamente debe de sobrar como medio centímetro entre el dedo más largo y la puntera. Si la zapatilla queda grande se pueden producir desplazamientos que provoquen problemas de uñas, falta de estabilidad e impulsión, recalentamiento…
Otra cosa a la que no prestamos mucha atención es el tipo de atadura que hacemos. Según la altura de nuestro empeine nos podrá ir mejor un tipo de atadura u otro: en escalera, cruzados por fuera, cruzados por dentro, saltándonos algunos ojetes, de manera que las zapatillas nos sujeten el pie correctamente, sin causarnos presiones indebidas.